TARTA DE GALLETAS PARA MI CARLOS

 

Qué éxito una simple tarta de galletas. Todavía recuerdo cuando, de bien pequeñas, nos juntábamos las amigas a preparar esta tarta. Recuerdo los chorretones de chocolate por toda la cocina, por nuestras ropas y por nuestras caras. En las manos no, porque íbamos rechupeteando todo lo que se caía. Nos daba igual si era chocolate, nesquick o lo que pilláramos para prepararla. Una fila de galletas y algo con chocolate ya nos servía.

 

Esa receta se me perdió en la memoria. Quizá porque no soy muy golosa ni me gusta mucho preparar dulces. Pero mira tú por dónde, resultó ser la tarta favorita de mi marido. Muchas veces me la ha pedido. Muchísimas, diría yo. Y varias veces he hecho el intento de hacerla, sacando recetas de aquí y de allí. Total unas galletas y chocolate, no tiene que ser tan complicada.

 

Pero no. La verdad que nada me convencía. Unas veces quedaba el choco demasiado duro. Otras todo lo contrario. Y me parecía de lo más churretorsa... Aunque creo que en realidad es la gracia de esta tarta.

 

Y mira por dónde ayer fue el cumple de mi querido Carlos, que no os cuento cuántos cumple pero ya son unos pocos. Y como le quiero (porque le quiero mucho), después de comer me puse manos a la obra con lo que tenía, para hacerle de sorpresa una tarta de las que le gustan.

 

No sé si la técnica es la correcta. Ni siquiera sé si lo hice bien, sólo sé que salió riquísima y como nunca. Así que antes de que se me olvide cómo lo hice, he decidido compartirla con vosotros, que muchos de los que visteis las fotos me preguntasteis cómo hacerla. Por favor, los profesionales, no me riñáis si algo no hice bien, sólo me lo comentáis y para la próxima ya tomo nota.

 

INGREDIENTES;

 

Un paquete de galletas (yo usé las integrales de marca Hacendado)

Una tableta de chocolate fondant

Un sobre de natillas

300 gs de azúcar

750 ml de leche

4 hojas de gelatina

Un chorreón de coñac

 

ELABORACIÓN;

Lo primero de todo, preparé las natillas, pero con un poco menos de leche de lo que indica el fabricante. No me preguntéis porqué, quizá pensé que así saldrían algo más espesas. Añadí 150 de azúcar (mejor glas que así disuelve mejor). Mientras en el microondas derretí la pastilla de chocolate (un minuto o dos a lo sumo, para que no se nos queme) y se la añadí a las natillas. Removí bien hasta que estuvo todo bien integrado.

 

Por último añadí las hojas de gelatina que antes había tenido a remojo de agua fría para que se reblandecieran y a remover de nuevo. Reposar.

 

En un cazo aparte dejé tostar el resto del azúcar y añadí unos 150 ml o 200 de agua. Un buen chorreón de coñac y dejé enfriar.

 

Cuando ambas cosas estaban un poco atemperadas, fui cogiendo una a una las galletas y remojando en el almíbar de azúcar y coñac. Sólo vuelta y vuelta, porque si las mojas mucho las galletas se rompen y no hay forma de montar luego la tarta. Después de remojarla, la cubría con una buena cucharada de las natillas de chocolate y las iba colocando una seguida de otra, de pie. Es algo complicado al principio. Además el chocolate chorrea bastante. No desesperarse.

 

Yo me ayudé poniendo un bote como tope al principio para que no se volcaran las galletas.

 

Una vez terminada la fila completa, eché el chocolate restante en una manga pastelera y lo fui poniendo cubriendo toda la tarta. Dejándolo caer por arriba ya solo escurre por todas las paredes.

No quedará muy bonita, pero el resultado al comerla es lo que importa. Es casera y como tal tiene la pinta. No me molesté en decorarla demasiado. Creo que ya de por sí tiene todo lo que necesita.

 

Luego la corté esquinada, para que se vea mucho más bonita en el plato. Las galletas quedaron en su punto justo de calado, blanditas y con un sabor especial que les da el coñac.

 

Pues nada, ya lo tenéis. Una tarta 100% casera, sencilla y con excelentes resultados. Y si no, ya me lo contaréis.

 

Un abrazo para todos, un besazo a Carlos, que cumpla muchos más y que sean a mi lado, y un saludo a todos los que os interesáis por mis recetas.

 

Mamen.