Normalmente nos preocupa si en el día a día de nuestro menú estamos haciendo lo correcto para alimentar adecuadamente a los niños. Pero también nos preocupa si esta dieta es, al mismo tiempo, la adecuada para un adulto de manera que no le afecte demasiado a su salud, que suele estar un poco más "tocada" de colesterol o sobrepeso o de alguna que otra dolencia que se padecen con los años.
Por eso, me decidí a pedir la colaboración de mi buena amiga Susi Pedrón, Dietista-Nutricionista, para que me aconsejara sobre el tema. Y ella, encantada ha aceptado el reto de abrir esta nueva sección en las Comidicas, para que todos sepamos un poco más sobre cómo alimentarnos, no solo de manera sabrosa, sino también de forma saludable.
Y este post es su primera aportación. Veréis cómo aprendemos todos...
" Para conseguir una dieta equilibrada, tenemos que tener en cuenta varios puntos:
- Tener en la despensa ciertos alimentos básicos como legumbres, arroz, pasta, cereales, patatas.
- En el frigorífico alimentos como verduras, carnes, pescados y huevos. No tienen porqué ser frescos, pueden ser congelados. Piensa que vale más una verdura congelada que una pocha del fondo del cajón del frigorífico.
- Lácteos. Es importante el consumo de leche y derivados, ya sean yogures, quesos...
- Muy importante; Aceite de Oliva
Teniendo esto a mano siempre, conseguiremos estar bien alimentados.
Lo difícil viene cuando tratemos de adaptar nuestro menú al de los niños. Está claro que los crios adoran los fritos, las chucherías, las bollerías y todo lo que en general, los adultos, nos prohibimos, ya sea por salud o por estética.
Bueno, pues llegados a este punto, he de decir que el problema es más de frecuencia que de consumo, es decir, es más problema de las veces que se coma un alimento, que del alimento en sí.
Una fritura bien hecha, con la temperatura del aceite adecuada y los alimentos cortados en un tamaño no demasiado pequeño, guarda los nutrientes del alimento mejor que otras formas de cocinado más sanas y gana un 10% de su peso en grasa, cifra más elevada que en otros métodos de cocción, si, pero no por eso prohibida. Sólo hay que tomarlo con la frecuencia adecuada; una fritura por semana o dos guarniciones fritas por semana no tienen porqué dañar nuestra salud. Si hablamos de peso... la cosa cambia.
Los hidratos de carbono que aparecen en cereales, patatas, arroces, pastas... son importantísimos en la dieta, de hecho, el 60% de la dieta debe estar conformada por ellos. Y ésto es igual para grandes y pequeños. La mejor manera de cocerlos a diario es con el típico plato de cuchara: es completísimo, contiene todo lo necesario en un solo plato y si se controla el uso de aceite, es sanísimo y perfecto para dietas de adelgazamiento, muy en contra de la creencia general.
Las verduras, son el gran monstruo en las comidas con crios. Siempre se aconseja hacer formas divertidas y vistosas, pero, seamos sinceros, si el plato es malo e insípido ya te pueden poner la verdura bailando una jota que no te lo vas a comer. ¿Por qué no probar con aliños nuevos que den un sabor distinto? Una lechuga, por ejemplo, con aceite y sal no dice demasiado, probarla con aceite, vinagre de módena, sal y un poco de azúcar moreno; ¡¡la cosa cambia mucho!! .
Las carnes y los pescados no suelen ser problema. ¡Pero acordaros del horno! gran método de cocinado que absorve sólo un 3% de su peso en grasa y que guarda mucho el sabor y el aroma.
Los lácteos pueden ser desnatados para toda la familia, a partir de una edad de unos 5 años aproximadamente y siempre y cuando esté enriquecida en vitaminas A,E,D y K, que son las que se van con la grasa en el desnatado. Los críos es evidente que necesitan grasa, nutriente energético básico para el funcionamiento y desarrollo de los pequeños, pero si tenemos en mente el que la leche esté enriquecida y el que el aporte de grasa que proviene de otros alimentos es grande, están cubiertas las necesidades.
Por último, el aceite de oliva, gran pilar de la Dieta Mediterránea, proporciona una gran cantidad de ácidos grasos esenciales y hace que los platos cambien totalmente, tanto en sabor como en calidad nutricional. Sabidos es que una bollería industrial no se puede comparar con una casera; los ácidos grasos esenciales del aceite de oliva cambian por ácidos grasos trans tan perjudiciales para nuestro colesterol y corazón.
Quedaos, pues con esta frase: El problema es de la frecuencia, no del consumo".
Susi Pedrón
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