Una vez traspasada la frontera de los 200 post, he decidido
relajar la tensión y compartir con vosotros esta receta, de una genial
sencillez y que representa una de mis premisas: surgen de la nada y al final
son casi un todo…
En realidad, la idea vino de ese afán de aprovechar y no tirar
nada que heredé de mi abuela, que había vivido las inclemencias de la
postguerra y valoraba mucho todo lo que tenía. Cualquier cosa que quedaba tras
la comida era susceptible de integrarse en un nuevo plato… un caldo de cocer
verduras, un resto de un escabeche, o
incluso esto, las mondas de las patatas... aunque ella las usaba para las
gallinas o los cerdos.
Aunque es difícil que en nuestras viviendas urbanitas
tengamos tan aprovechables animales, lo
que sí tenemos ahora es un afán grande por lo ecológico. Vivimos una eclosión
de los huertos periurbanos cultivados con afán y mimo para obtener todo tipo de
frutas y verduras, de esas que además de
engordar el cuerpo engordan la autoestima, al ser obtenidas mediante el esfuerzo
de uno mismo. Esto viene a cuento de que mi amiga Marta es poseedora de un
cachito de huerto y tiene una compostadora, a la que hubieran ido a parar estas
mondas que hoy vamos a cocinar. Dado que la citada compostadora se cerró la
semana pasada, había que pergeñar algo para aprovechar las mondas de marras, y
aquí es donde entra en acción esta sencillísima receta…
INGREDIENTES:
Mondas de patatas cocidas (sí, eso, las mondas)
Aceite de girasol o de semillas para freir
Queso
Un poquito de nata para cocinar
Sal
ELABORACIÓN:
Por si seguís escépticos, sí, vamos a cocinar las mondas de las
patatas. Eso sí, han de ser mondas de patatas nuevas de piel fina.
Yo aproveché que había cocido patatas para hacer una ensalada
campera, y las cocí con piel, tras lavarlas a conciencia. Después de cocerlas
unos 20 minutos (o algo más si son muy gordas), las pasé por agua con hielo.
Casi se despegó sola la piel, pero en este caso mejor si no lo hacen. Es por
ello que es mejor tener la precaución de no cocerlas demasiado, así que las
dejé secar y luego las fui pelando yo, con la precaución de dejar algo de
patata en la piel.
Después puse a calentar aceite. Mejor si usamos un recipiente hondo (como un
cazo), donde no necesitemos tanto aceite y podamos sumergir todas las patatas.
Una vez que haya cogido temperatura eché las mondas, intentando que no quedaran apretadas o pegadas
unas a otras. Hay que dejarlas que se
tuesten bien, o al gusto de cada uno, pero buscando la consistencia de
"chips", así que deben estar crujientes.
Una vez fritas, las pasé por papel de cocina para que soltaran el
exceso de aceite y las serví en un bol con un poco de sal.
Ya así están buenísimas, pero podemos añadirles un toque que las
haga un poco más especiales. A la vista está que son "mondas", y la gente puede pensar que les estás tomando
el pelo...
Yo les pongo una crema de queso que preparo con cualquier queso
que tengo por casa y un chorrito de nata, calentándolo a fuego flojo hasta que
quede todo derretido e integrado.
Lo mismo puede ser un queso al romero, o un queso azul. El caso es
que sea un queso de sabor consistente que le aporte un extra a la tapa.
Y ya está. No me digáis que no es original. Si lo probáis, veréis
que es un plato tan simple como delicioso. Por favor, contádmelo si lo hacéis
en casa y si se os ocurre acompañarlo de otra cosa más original. Espero que os
guste.
Hasta la próxima!!
Mamen
Me dejas de piedra, que ricas hija.Bsss
ResponderEliminarMe encanta la piel de las patatas.
ResponderEliminarCuando son nuevas me gusta pelarlas finitas y meterlas un rato en agua con hielo.
Las seco bien y las frío y sólo las acompaño con sal y pimienta pero la próxima vez que tenga patatas nuevas, las haré de este modo.
Con la salsa deben estar miy ricas.
Un abrazo y un beso